jueves, 18 de agosto de 2011

pablo escobar la muerte de colombia por las drogas

llamado pablo emilio escobar gaviria fue unos de los capos mas ricos de colombia por meio de la droga fue el lider del cartel de medellin tambien el dinero que tenia fue apodado el zar de la cocaina era el maximo lider en comercializacion a otros paises y haci fue caracterizado como unos de los 10 mas ricos del mundo
tambien estaba en lo politico a fines del año 1970 (o a principios de la década siguiente) comprendió que debía crear una "pantalla" a fin de proteger su lucrativo comercio de drogas. Comenzó a cultivar una imagen de hombre respetable, a contactarse con políticos, financistas, abogados, etc. Sin saberse con certeza de sus verdaderas intenciones, Pablo Escobar construyó muchas obras benéficas para los pobres, entre ellas 50 canchas de fútbol, un barrio entero llamado "Medellín sin tugurios" y otro llamado "barrio Pablo Escobar".
Impuso la ley de "plata o plomo", por la cual muchos miembros del gobierno, policía y militares colombianos o aceptaban la "plata" (dinero) o les caía una lluvia de "plomo" (balazos).
Se ganó, mediante la intimidación, el apoyo que lo llevaría a ser electo como Senador por el movimiento Alternativa Liberal, después de haber sido expulsado junto con Jairo Ortega Ramírez, del Nuevo Liberalismo que había fundado Luis Carlos Galán. Por su rango de congresista suplente, fue invitado en 1982 a la toma de posesión de Felipe González, el tercer presidente de la España democrática post franquista, por el empresario español Enrique Sarasola, quien tenía importantes negocios en Medellín.
De esta forma, en su mejor momento logró acumular gran influencia en múltiples estamentos legales, civiles, económicos, religiosos y sociales de Medellín, de Antioquia y del país.
Pero su "pantalla" empezó a derrumbarse en 1983, cuando el periódico El Espectador publicó una serie de notas que revelaban lo que realmente se ocultaba detrás de Pablo Escobar. El Congreso, que en un principio mostró una actitud vacilante, le quitó su inmunidad parlamentaria, y se abrió el camino para que las autoridades empezaran a perseguirlo. Por su parte el Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla lideró igualmente una investigación contra Escobar al comprobarse la presencia de dineros ilícitos en la política y fraude en los equipos de fútbol como Millonarios y especialmente el Atlético Nacional (equipo de la ciudad de Medellín), y en algunas ocasiones sobornos e intimidaciones a jueces.
tubo muerte a luis carlos galan un politico liberal que combatio al narcotrafico y al saber pablo escobar que lo ibana aderrumbar prefirio mandarlo a matar en el año del 89 cuatro años mas tarde cayo muerto en un techo pero el dejo regadocon su droga muchas muerte

miércoles, 10 de agosto de 2011

DROGA EN AMÉRICA LATINA
En las redes del narcotráfico: el poder corrosivo de la droga



El creciente comercio de drogas afecta a gobiernos y sociedades en toda la región, impone su lógica en países productores, de tránsito y de consumo por igual, y en todos los casos establece su dominio territorial mediante la violencia y el terror. Un informe especial del Grupo de Diarios América da cuenta de este fenómeno y alerta sobre algunos de sus efectos más evidentes: más delitos, más deserción escolar y un deterioro acelerado de la salud de la población.



El fenómeno del narcotráfico echa raíces y se extiende por América latina. Así lo confirman las cifras oficiales recogidas en este reportaje especial sobre el dominio o la territorialización del tráfico de drogas, elaborado por el Grupo de Diarios de América (GDA). Cada nación lo sufre de manera diferente. Pero existe un consenso: estamos, como región, ante un problema cada vez más acuciante y un enorme desafío para los gobiernos y las sociedades del continente, corroídos ambos por este flagelo.

Es que la venta de cocaína y pasta básica ha dejado de ser un mal exclusivo de los países ricos. El consumo de drogas se ha incrementado en la gran mayoría de ciudades de la región, agravando las contingencias de seguridad y de salud pública. Allí donde se comercializa cocaína y pasta base la delincuencia se dispara, crece la deserción escolar y la salud de los ciudadanos (sobre todo la de los jóvenes) se deteriora aceleradamente.

De acuerdo con sus necesidades y con las condiciones políticas, sociales, naturales y geográficas que encuentra en cada país, el narcotráfico se asienta según su conveniencia. Algunos países son productores y exportadores de cocaína, otros son empleados para el tránsito y reexportación de cargamentos ilícitos, y varios más son sólo puntos de venta y comercialización de estupefacientes, meros mercados. Pero siguiendo la lógica que dicta el negocio, esta actividad delictiva siempre reclama para sí el control de territorios, zonas y barrios en los cuales instaura su autoridad por medio de la violencia y el terror. Sucede así en las regiones cocaleras de Colombia y Perú, en los corredores de la droga del norte del Ecuador y en la larga franja que forma la frontera entre Colombia y Venezuela; en las favelas brasileñas y en algunos barrios marginales de ciudades como Buenos Aires, Rosario y Córdoba en la Argentina, Santiago en Chile, San José en Costa Rica y Lima y Trujillo en Perú.

Los productores

Desde los años 70 y 80, Bolivia y Perú tuvieron el dudoso honor de convertirse en los principales productores de hoja de coca y pasta base de cocaína del mundo. La conversión en cocaína de estos productos y su posterior envío al resto del planeta estuvo a cargo de traficantes colombianos. Pero desde fines de los 80, por impulso de los carteles de la droga, Colombia se transformó en el primer productor de hoja de coca del mundo.

En las últimas décadas, los poderosos cárteles colombianos perdieron en parte de su capacidad de corrupción y dominio territorial. Hoy, según la policía local, sólo existen organizaciones de narcos con fuerte influencia en los Llanos Orientales, desde donde se envía la coca a México y EE.UU. a través de Venezuela y Brasil. También suelen moverse por la región de Urabá, la Costa Atlántica, el Putumayo, Nariño, el Valle y los límites entre Antioquia y Córdoba.

Informes recientes de inteligencia, sin embargo, aseguran que pese a no tener ya el absoluto control territorial, los cárteles colombianos ejercen presión mediante ejércitos privados, conformados por paramilitares desmovilizados de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Su área de influencia comprendería grandes extensiones de cultivos en esos departamentos, ríos y esteros utilizados para sacar la droga hacia las costas y hacia zonas de difícil acceso.

El último estudio de la Oficina contra el Delito y las Drogas de Naciones Unidas, de 2007, muestra que el área afectada alcanza a las 78.260 hectáreas, 9% menos que en 2005 y bastante menos que las 163.000 hectáreas detectadas en 2000, cuando se registró el récord histórico.

En la actualidad hay cultivos ilícitos en 23 de los 32 departamentos del país. Según la ONU, en regiones como Antioquia, Nariño, Chocó, Córdoba y Meta -parte de las zonas estratégicas de conflicto y disputa entre las nuevas organizaciones de narcos-, entre 2001 y 2006 crecieron hasta 2% las áreas sembradas. La más perjudicada es la del Pacífico, con un aumento del 68%. En departamentos como Magdalena, Meta, Guaviare, Nariño y Antioquia, estas bandas delinquen en alianza con la guerrilla de las FARC, que financia gran parte de su gasto militar con los dividendos del narcotráfico, aunque ya no a la escala de algunos años atrás.

En el caso de Perú, durante los años del primer boom de la coca (de 1980 a 1995), el Huallaga, una extensa región de la selva central peruana, se convirtió en el paraíso del narcotráfico. En medio de los bosques y los pantanos y con el respaldo de la violencia más criminal que haya sacudido al país (desatada por Sendero Luminoso), prosperaron, se arruinaron, murieron o fueron encarcelados decenas de narcos.

Si bien la situación allí ha mejorado, el narcotráfico aún mantiene en vilo a la región. En los primeros días de mayo de 2007, un grupo de comandos fue recibido por una lluvia de balas en las cercanías de un casería de la zona. Tras repeler el ataque descubrieron lo que esperaban: tres laboratorios muy precarios de pasta básica. Y en el tronco de un árbol, a manera de advertencia, alguien había tallado una hoz y un martillo y las siglas PCP (Partido Comunista del Perú, nombre oficial de Sendero Luminoso). Las esmirriadas huestes subversivas (unos 150 hombres) son hoy un cártel más que controla una zona del Huallaga.

Según los analistas, el Valle del Río Apurímac y Ene, en el centro sur del país, es la principal zona productora de cocaína de Perú. Tres clanes serían hoy los encargados de la producción: los Tineo Taipe, los Bendezú Quispe y los Quispe López. La policía antidrogas los llama "Tibenqui", nombre que surge al juntar las primeras sílabas de sus apellidos paternos. Se estima que el 98,4% del producto de lo que se produce en la cuenta del río Monzón, uno de los afluentes del Huallaga, se debe a la coca. Casi no hay otro recurso económico para los habitantes de la zona.

Acopio y reexportación

Los narcotraficantes innovan continuamente. Desarrollan más modernos y baratos modos de producción de coca y sus derivados, avanzan hacia otras formas de comercialización y, por supuesto, abren nuevas rutas para enviar cocaína a los mejores mercados.

En el último lustro, los cárteles han comenzado a utilizar a otros países de la región como centros de acopio y reexportación de embarques ilícitos, a fin de evitar los estrictos controles que inspeccionan las cargas provenientes de Colombia, Perú y Bolivia. Venezuela, Ecuador, Chile y la Argentina son las naciones que más se han visto afectadas por esta modalidad.

El Departamento de Estado norteamericano calcula que por el territorio venezolano transitan anualmente entre 200 y 300 toneladas de drogas. Los medios de transporte preferidos por los grandes traficantes son los aéreos, por la escasa vigilancia de los cielos venezolanos, especialmente en las regiones sur y oriental del país. Pequeñas avionetas hacen vuelos casi rasantes por la llamada "ruta amazónica", que conecta a los Llanos Orientales colombianos con los estados de Bolívar, Monagas y Delta Amacuro, siguiendo el curso del río Orinoco. Las aeronaves aterrizan para cargar combustible en pistas clandestinas ubicadas en fincas de Bolívar, Guárico y sur de Monagas, adquiridas por presuntos paramilitares del grupo Aguilas Negras, ex miembros de las AUC, y luego lanzan los alijos de drogas en la costa caribeña.

La droga viaja por rutas secundarias desde la Amazonia, para regresar a Colombia a través del departamento de Nariño. Al otro lado de la frontera, se encuentran los laboratorios más grandes para el procesamiento de clorhidrato de cocaína, con una producción aproximada de 600 toneladas al año. El estupefaciente refinado retorna vía fluvial o terrestre a Ecuador para ser enviado al exterior. El acopio de la mercadería ilegal se efectúa en urbes como Santo Domingo, Quito, Guayaquil. La droga se reenvía, luego, a los mercados internacionales desde puertos de las provincias de El Oro, Guayas y Manabí.

En el caso de Chile, su lucha contra las drogas tiene en la geografía un inesperado enemigo. Sus vecinos del norte, Bolivia y Perú, son líderes en la producción de cocaína. "La droga está entrando muy fácilmente. Puedes cruzar por donde quieras, a cualquier hora", dice el senador Jaime Orpis, creador de la Corporación La Esperanza, que se dedica a la rehabilitación de drogadictos. "En Colchane, por ejemplo, los burreros pasan a 200 metros del paso habilitado, sin que nadie pueda hacer nada".

Sin duda, las ciudades que más se han visto afectadas por el avance del narcotráfico en la región son las brasileñas Río de Janeiro y San Pablo. Muchas de sus barrios pobres o favelas hoy son pasto de los narcos.

Desde lo alto del conglomerado de 12 favelas -enclavadas en el macizo que se extiende por los barrios de Ramos, Inhaúma, Bonsucesso, Olaria y Penha, en el suburbio de Río-, los traficantes invaden incluso la frecuencia radial de la policía: en una demostración de poder intentan intimidar a los agentes, llamándolos "gusanos" y amenazándolos con matarlos si suben la colina. El dominio territorial de los traficantes es sostenido por armas de guerra como metralletas antiaéreas y fusiles AK-47.

Dada la gravedad de lo que ocurre en Brasil, la presencia del narcotráfico en otras ciudades del continente parecerían ínfimos en comparación, pero no son como para ignorarlos. Chile, por ejemplo, cuenta ya con un tentador mercado de consumidores. "Hace mucho que Chile dejó de ser un país de tránsito y hoy es totalmente consumidor: consumen escolares, mujeres y adultos".

Según cifras del último Estudio Nacional de Drogas de Conace, realizado en 2006, en el país 640.420 personas consumen uno o más estupefacientes. La droga más utilizada es la marihuana, elegida por 609.703 personas. La siguen la cocaína, con 105.134 consumidores; la pasta base, con 50.000 usuarios y otros alucinógenos, con más de 25.000.

Una situación similar se da en Venezuela. Las estadísticas oficiales indican que en 2007 fueron atendidas 6604 personas. Esta cifra representa un crecimiento del 1,2% con respecto al año anterior.

El crack también está haciendo estragos en Costa Rica. En venta a precios muy accesibles (un dólar la dosis), en cada barrio populoso existe al menos un punto de venta. De esta forma, los traficantes extienden sus redes de distribución de costa a costa y de frontera a frontera. En el transcurso de 2007, los agentes antidrogas desarticularon 284 puntos de venta de esta droga, y en el primer trimestre de este año hicieron lo propio con otros 62. Pero la clientela crece a un ritmo acelerado. En el centro de la capital, unos 2000 adictos deambulan por un área de escasas 10 cuadras.

martes, 26 de julio de 2011

Existen muchas causas y muchos factores. Lo primero que hay que tener en cuenta es que el fenómeno de la drogadicción no es exclusivo de un grupo o estrato social, económico o cultural determinado. El consumo de drogas afecta a toda la sociedad en su conjunto.
En general, el uso de drogas corresponde a un afán de huir de la realidad. Las drogas proporcionan una vía de escape, un alivio temporal a los problemas personales, familiares o sociales. También son una puerta de salida frente al vacío existencial presente en el interior de la persona, el cual la lleva a volcarse en búsqueda de salidas ilusorias que llenen dicho vacío.
Algunos factores que favorecen el fenómeno de la drogadicción pueden ser clasificados del modo siguiente:
- Factores de tipo social: En la actualidad, existe una amplia disponibilidad de drogas, legales e ilegales, lo que hace mucho más fácil el acceso y el consumo de las mismas. Tranquilizantes, somníferos, hipnóticos, etc., se pueden conseguir en las farmacias sin receta médica. Asimismo el amplio tráfico y distribución de drogas ilegales hace que sea fácil obtenerlas. Algunas drogas, como el éxtasis, están "de moda", y prácticamente se puede obtener en cualquier discoteca. Niños y jóvenes que viven en las calles pueden obtener pegamentos, tales como el Terokal, para inhalar.
También existe mucha desinformación en el tema de las drogas. Algunos sectores proponen la despenalización e incluso la legalización del uso de drogas tales como la marihuana y la cocaína, argumentando que no son peligrosas, al menos no más que el tabaco o el alcohol, que son legales; o que al legalizar la droga el tráfico ilícito y las mafias cesarán de existir. Los medios de comunicación y sistemas educativos favorecen también el consumo de drogas al promover valores distorsionados (el placer y la satisfacción como meta última de la vida, el consumismo, el sentirse bien a cualquier precio, el vivir el momento, etc.)
El ansia del joven de pertenecer a un grupo, de sentirse parte de un círculo social determinado, y las presiones por parte de los "amigos", pueden hacer también que el joven se vea iniciado en el consumo de drogas. El consumo puede ser el requisito para la pertenencia a dicho grupo, y una vez dentro se facilita la adquisición y el consumo de sustancias tóxicas.
- Factores de tipo familiar: Los hijos de padres fumadores, bebedores o toxicodependientes son más proclives a tomar drogas que los hijos de padres que no lo son. Un ambiente familiar demasiado permisivo, donde no exista disciplina o control sobre los hijos; o demasiado rígido, donde los hijos se encuentren sometidos a un régimen demasiado autoritario o se encuentren sobreprotegidos, puede también fomentar el consumo de drogas. La desatención de los hijos por parte de los padres, las familias divididas o destruidas, las continuas peleas de los cónyuges frente a los hijos, la falta de comunicación entre hijos y padres, todos éstos son factores que contribuyen a crear un clima de riesgo, donde la droga puede convertirse fácilmente en una válvula de escape.
Se ha comprobado que el uso de drogas por parte de los jóvenes es menos frecuente cuando las relaciones familiares son satisfactorias.
- Factores de tipo individual: Muchos factores personales pueden influir en la decisión de consumir drogas. Éstas pueden ser vistas como una vía de escape a los problemas cotidianos; algunas personas las usan como medio para compensar frustración, soledad, baja autoestima o problemas afectivos. En efecto, bajo el efecto de las drogas la persona experimenta un estado de euforia que le hace olvidar los problemas o las limitaciones que tenga. Lo malo es que es una ilusión, y luego de ese estado de euforia viene una frustración incluso mayor que la inicial, lo que lleva a la persona a recurrir nuevamente a la droga.
Otros se inician en la droga por curiosidad, o para experimentar sensaciones nuevas ante una cierta apatía, hastío, aburrimiento o incluso sinsentido de la vida. Ante el vacío que experimentan, la droga se presenta como una posibilidad, aparentemente atractiva, de llenar ese vacío.